(Pedro J. Fernández)
Cuando una cuenta una historia debe hablar sobre lo que duele, debe contar lo que tiene miedo que otros escuchen…”
En esta novela Pedro J. Fernández nos sigue demostrando porqué es uno de los escritores de novela histórica mexicana más reconocidos de nuestros tiempos y un favorito de los lectores.
Mi trabajo era cumplir, sobrevivir, no satisfacer las expectativas que otros hombres tenían de mí, hombres a los que no conocía y que no podían conocerme más allá de los rumores que corrían por aquellos lares.”
Con un enfoque diferente, Pedro nos lleva a conocer la historia de Malintzin, Malinalli, la mujer que bautizada como Marina pasaría a los libros de historia como la Malinche y sería considerada como una traidora.
Todas tenemos que hacer sacrificios para sobrevivir, es nuestro destino como mujeres.”
El autor desarrolla la historia desde la perspectiva de Malintzin, una niña que es arrancada de su hogar y ofrecida como tributo para sacrificio. Ante ese panorama, la valiente protagonista hace todo lo que está en sus manos para sobrevivir, dejándose llevar por la corriente, usando su inteligencia a su favor.
La vida se sobrevive cada día con la mente y el corazón, sólo cuando trabajan juntos se puede ahuyentar al dios de la muerte.”
Y precisamente gracias a su inteligencia y el dominio de dos lenguas, el maya y el náhuatl, se convierte en una preciada pieza para el conquistador Cortés, quien es guiado por su ambición hacia la rica ciudad de Tenochtitlán.
Quería ser como la luna para seguir sus pasos, como la tierra para sentir sus latidos…”
La mujer conocida como Doña Marina se convierte en figura de respeto para los españoles, quienes dependen de ella para comunicarse con los pueblos por los que pasan, muchos de los cuales ansiosos por librarse del yugo de los aztecas contribuyen con la causa de los conquistadores.
No hay oro o plata suficiente en el mundo para borrar la culpa de la sangre inocente que fue derramada sin razón alguna.”
Esta es la historia de una mujer que enfrentó su destino con valor, con un espíritu libre y que no se conformó con ser una esclava.
A Hernán no lo derrotó el señor Tabscoob, ni los señores de Tlaxcala, ni los guerreros de Motecuhzoma, sino su propia conciencia de hombre.”
Con gran maestría nos lleva a recorrer pasajes de la historia y de las batallas libradas entre mexicas y españoles, teniendo a la ambición como la principal protagonista de una lucha que terminaría en el choque de dos mundos.
…las mujeres somos las palabras, no podemos ser traducidas a otra lengua, porque perdemos fuerza; estamos llenas de significado, podemos ser muchas cosas al mismo tiempo, tenemos fuerza, tenemos debilidades, tenemos miedo, tenemos sueños, ¡queremos sentir el amor!”
¡Qué hermosas son tus reseñas!
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